Siento admiración por el cielo, también por los brazos, pero por encima de todo siento una profunda admiración por las mujeres. Este proverbio africano, donde mujeres, brazos y cielo están tan unidos e interactúan de una manera tan sencilla, respetuosa y unánime para sostener el cielo, es mi proverbio favorito y el que mejor representa a todas las mujeres que compartimos brazos y cielo en Meki, Etiopía.
El cielo de Meki en el que vivimos está compuesto por muchas mujeres que, de una manera sencilla, constante y muchas veces apenas perceptible hacen mucho ruido. Es un ruido constante, lleno de cariño, de amabilidad, pero también impertinente y lleno de rebeldía, de enfado y de no aceptación de las muchas responsabilidades y pocos derechos con los que les toca vivir. Ellas hacen un ruido especial, no se callan, no las callan, y están cambiando muchas cosas, muchas vidas, las suyas las primeras.
A muchas las conocimos hace apenas un año. Habían perdido trabajo, casa y familia con la llegada de la pandemia. Ahora se les llama “mujeres en situación de vulnerabilidad extrema”. Y sí, eran muy vulnerables. Cuando se las invitó a formar parte de un nuevo proyecto a muchas se les transformó el semblante, recuperaron la sonrisa y también la esperanza que habían perdido. Se integraron a grupos de ahorro con otras mujeres que compartían y comprendían las graves dificultades por las que estaban pasando. Y sintieron que de nuevo se confiaba en ellas, que se les ofrecía una nueva oportunidad para emprender negocios, ayudándoles también con lo más básico y esencial que necesitaban: salud, vivienda digna, y la escolarización de sus hijos.
Y a partir de ahí… empezaron a soñar de nuevo, y sus sueños son ahora reales. Están orgullosas de los logros alcanzados, de las iniciativas emprendidas, y vuelven a tener seguridad en sí mismas. Y al compartir en sus grupos de ahorro las ocasiones de violencia machista que siguen sufriendo muchas de ellas, se enfadan, se apoyan y pelean porque saben que merecen ser tratadas con respeto y dignidad. Todas estas mujeres con las que convivo y comparto el trabajo diario siguen sosteniendo el cielo de Meki, y siguen haciendo un ruido constante, no estridente pero persistente, para avanzar juntas. Están siendo un ejemplo para muchas otras.
Y como dice otro proverbio africano “las huellas de las personas que caminaron juntas nunca se borran”. Sueño y seguiré trabajando para que cada vez sean más las huellas y los ruidos de las mujeres que sigan denunciando, y transformando vidas.
La nueva alcaldesa de Meki (Etiopía) visita el centro educativo de la Comunidad de San Pablo
María José Morales nos cuenta, desde Etiopía, la visita de la nueva alcaldesa de Meki, y el impacto de la creciente paridad política entre hombres y mujeres en el país.
“Ayer tuvimos una visita sorpresa en el centro de capacitación Kidist Mariam. Sin previo aviso llegaron dos personas jóvenes muy interesadas en conocer el centro y su labor, y resultó que eran ni más ni menos que la nueva alcaldesa de Meki y el responsable del Distrito. Las estudiantes les contaron los cursos en los que se capacitan, y los visitantes les agradecieron las explicaciones y las animaron a seguir mejorando.
Ya os podéis imaginar lo contentas que estaban nuestras estudiantes de haber conocido a la nueva alcaldesa: “Es muy joven… ¡y es mujer!”, decían. El nombramiento de la alcaldesa de Meki se enmarca en los cambios que se están produciendo a nivel social y político en todo país desde que Abiy Ahmed fue nombrado nuevo Primer Ministro de Etiopía, a principios del pasado mes de abril.
Se ha nombrado a muchas mujeres para ocupar cargos políticos importantes, y eso anima mucho a nuestras jóvenes estudiantes. De hecho, a finales de septiembre se anunció la formación de uno de los pocos gobiernos paritarios del mundo, con un 50% de ministras (ocupando, entre otros, los ministerios de defensa, comercio y paz). El Parlamento etíope eligió también por unanimidad a la abogada Meaza Ashenafi como primera presidenta del Tribunal Supremo Federal. A principios de octubre la diplomática Sahlework Zewde fue elegida presidenta del país, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar la jefatura de Estado etíope y la única actualmente en el cargo en toda África.
Por último, a finales de noviembre la líder opositora Birtukan Mideksa fue elegida presidenta de la Junta Nacional Electoral.
Y en este contexto, desde hace dos meses en Meki tenemos también alcaldesa. En el patio del centro, cuando ya salían las estudiantes después de acabar sus clases, se me acercó la joven Tigist y con una gran sonrisa me dijo: “He cambiado de idea, ya no quiero se cocinera… ¡Ahora quiero ser alcaldesa!”